domingo, 20 de septiembre de 2009

Limosneros en las aulas

No es ninguna sorpresa para los que vivimos en grandes ciudades en todo el mundo (si, todo el mundo, no solo en México) que exista un gran numero de gente que se dedique como oficio a pedir dinero.

Le pueden decir como sea, mendigar, limosnear, talonear, pedir, estirar la mano, cooperar, apoyar, una ayuda para estudios, medicinas, etc. etc. etc.

En mi clase de Africa hace algunas semanas tuvimos la visita de este particular personaje:

El señor aparentaba tener una especie de desorden psico-motriz por lo cual abrió la puerta de nuestro salón de un azotón, camino doblado como se muestra en la fotografía y le entregó a mi compañera que exponía un papelito que decía que quería que le 'apoyaran' (osea que le dieran dinero).
Mientras hacia esto y para sustentar su supuesta necesidad de dinero, hacia ruidos que simulaban intentar hablar y no poder. También se mecía y temblaba.

Un compañero se levanto muy acomedido e hizo una colecta para el señor y cuando le entregó lo recolectado, el señor lanzó el dinero hacia el piso. La mayoría de nosotros solamente escuchamos el sonido de muchas monedas caer al suelo y finalmente el se retiró continuando su actuación pero con un tono de enojo y frustración.

Yo sé que hay verdadera gente con necesidad, pero ¿Acaso no todos tenemos necesidades? y si las tienes, ¿Acaso no harías algo por resolverlas? Si hay un problema, la forma mas fácil de resolverlo es hacerlo el problema de alguien mas. Esto es exactamente lo que hacen estas personas, explotar su condición. (si es que realmente la tienen, vdd)

El señor no pedía ayuda, pedía DINERO. El señor trata de despertarte un sentimiento de culpa por estar mejor que él y consecuentemente compasión y lástima. Cuando lo logra, inconscientemente comprendemos que si accedemos a sus demandas él estará mejor y nuestro sentimiento de culpa desaparecerá. Todo es parte del acto: caminar doblado, no mirar a los ojos, poner cara desfigurada, no hablar y solo entregar un papel, hacer ruidos como si no pudiera hablar, etc. Esto solo contribuye a crear el ambiente que el necesita para lograr convencerte sin ni una palabra. Tu te convences solo.

Pero, ¿De que forma darle unas monedas mejorará la vida de esta persona? Es obvio que en nada. Si él en verdad tuviera un problema lo mejor seria llevarlo a un hospital (que hay varios gratuitos), u ofrecerle otro tipo de ayuda. Y si el dinero es para el tratamiento, evidentemente un tratamiento para casi cualquier cosa no lo vas a poder pagar pidiendo dinero. (aun con todo y que es una actividad muy lucrativa)

Pero este no es el objetivo de este señor, el intenta que tu decidas PAGAR por eliminar ese sentimiento de culpa que creo en ti y así sentirte satisfecho que tu hiciste 'lo correcto' que es 'compartir tu mejor situación' aunque realmente no lo hayas hecho (considerando que el realmente esta mal, lo cual no creo) .

Me da mucha vergüenza que en nuestra universidad se permita que personas que con este tipo de mañas (si, mañas, es obvio que si de verdad tuviera este desorden no estaría subiendo al tercer piso del edificio para pedir monedas) se meten a interrumpir nuestras clases. Considero una falta de respeto a estas interrupciones y evidencia la falta de cualquier tipo de autoridad que garantice nuestra seguridad dentro de las instalaciones.

No se trata de una seguridad de represión, sino una que vele por el cumplimiento de las funciones básicas de las instalaciones como son: la impartición pacifica de las clases y la dotación de servicios para la realización de las mismas (energia eléctrica, agua en sanitarios, limpieza, mobiliario, etc.)

¿Qué hubiera pasado si algún día alguien muy vivo decidiera entrar con una verdadera arma a un salon de clases? No hay controles de acceso, no hay vigilancia, no hay cámaras ni supervisión ni prefectos ni nada. Si este señor que entró hubiera sido un verdadero asaltante, pudo haber sin problemas despojado a todos los alumnos de sus propiedades y quien sabe que mas hubiera sido capaz de hacer. Finalmente hubiera cerrado la puerta como si nada y se hubiera ido del campus. Sin ningún problema. Sin ninguna pregunta. Sin ninguna dificultad.

Es una lástima que los problemas políticos que se tienen dentro de la facultad sean mas importantes que garantizar la integridad física de los asistentes y la realización de las actividades propias de la universidad. Una vez mas lo administrativo y lo político es impuesto sobre lo académico y lo elemental. Esperemos que algún día veamos autoridades con valor para hacer su trabajo y que no los asusten un montón de chamacos con aerosoles y bocas flojas.

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